Dimensiones

En el seno de la RSE se distinguen dos vertientes, una interna y otra externa. Dentro de la empresa, las prácticas socialmente responsables afectan fundamentalmente a la plantilla y al medio ambiente. Por su parte, la dimensión externa recoge las relaciones de la empresa con las comunidades, entidades asociadas comercialmente, proveedoras e inversoras, clientes, ONG, así como la consideración del respeto por los derechos humanos y de las preocupaciones ambientales globales.

 

Dimensión interna

  • Gestión de recursos humanos: inversión en programas de formación permanente del personal, búsqueda de una mayor diversidad, equilibrio entre trabajo, familia, ocio o garantía de igualdad para las mujeres.
  • Salud y seguridad en el trabajo: tomar acciones preventivas y asegurarse que todos y todas en su puesto de trabajo conocen los procedimientos en la materia.
  • Adaptación al cambio: preservar la moral y motivación de los trabajadores y de las trabajadoras, tener en cuenta los intereses y preocupaciones de todas las personas afectadas por los cambios o ofertar cursos de reciclaje profesional al personal si es necesario.
  • Ecología interna: reducir las emisiones y residuos, gestionando las fuentes y seleccionando los recursos, apostar por el reciclado de los residuos y de los productos fabricados, implicar a toda la organización en el respeto al entorno e impulsar la ecoeficiencia.

Dimensión externa

  • Comunidades locales: dar preferencia a las entidades proveedoras locales, crear empleo, hacer donaciones a ONG, poner en marcha iniciativas sociales, deportivas, ambientales o de cooperación al desarrollo y voluntariado corporativo.
  • Proveedores y clientes: implantar principios éticos en la política de compras a entidades proveedoras y en materia de comercialización y publicidad, así como en los derechos de los consumidores y de las consumidoras.
  • Desarrollo sostenible: informar sobre los aspectos ambientales y sociales contemplados en el producto y/o servicio, extendiendo y compartiendo las buenas prácticas a lo largo de toda la cadena de valor, implicando a proveedores y clientes.
  • Códigos de conducta: en materia de derechos humanos, condiciones laborales y gestión ambiental a imponer a entidades comercialmente asociadas a ella.
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