La sostenibilidad del planeta y de la sociedad van de la mano. Según diversas publicaciones científicas, la biodiversidad dificulta la propagación de agentes patógenos gracias a la ayuda que brindan los ecosistemas considerados sanos a que las personas puedan protegerse de las enfermedades. Pese a ello, cada año el mundo pierde diez millones de hectáreas de bosques y cerca de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción.
Son datos de la Organización de las Naciones Unidas, que cada 22 de abril celebra el Día Internacional de la Madre Tierra en torno a la necesidad de actuar contra la destrucción del planeta, concienciando a sociedad, empresas y administraciones públicas para que actúen de forma responsable para combatir el cambio climático, la deforestación o incluso el creciente comercio ilegal de vida silvestre.
El cuidado del entorno y la puesta en marcha de iniciativas que devuelvan al medio ambiente todo aquello que pierde a consecuencia de la actividad propia de las empresas ha de formar parte de la estrategia en materia de responsabilidad social corporativa de toda entidad. Es por ello que jornadas o efemérides como el Día de la Tierra no pasan desapercibidas en los planes de acción de las compañías, bien a través de programas de voluntariado corporativo enfocados a la sostenibilidad ambiental o, incluso, de actuaciones específicas dirigidas al fomento de una economía más sostenible que, tal y como subraya la ONU, “funcione tanto para las personas como para el planeta”.
Guías para contribuir a la conservación del paisaje de Galicia
En el marco de la Colección Paisaxe Galega de la Xunta de Galicia y a través del Instituto de Estudos do Territorio (IET), dependiente de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, el Gobierno autonómico trabaja desde 2012 en la elaboración de una serie de guías monográficas dirigidas a mejorar la gestión y la conservación de todas las formas de paisaje.
Estas guías, accesibles desde la página web del IET, son una herramienta pública para contribuir a la conservación y al mantenimiento de los paisajes donde se aplican, lo cual, apuntan desde de la propia Consellería, permite “homogeneizar criterios y buenas prácticas en la planificación y el diseño de futuras intervenciones sobre el territorio”.